Pese a que los dueños de gatos tienen la misma obligación que los propietarios de perros de vacunarles y de (en las Comunidades Autónomas en las que es obligatorio) implantarles el chip que servirá como identificación en caso de robo o pérdida, lo cierto es que hay un gran número de estos animales que no pisan el veterinario más que cuando tienen un problema de salud serio. Existe una teoría muy extendida y completamente equivocada que sostiene que a los gatos que viven en una casa y no tienen contacto con el exterior no resulta necesario vacunarles, ya que al no estar en contacto con otros gatos es imposible que se contagien.
Es cierto que es más difícil que contraigan enfermedades, pero no están exentos desde el mismo instante en que sus dueños sí que salen y entran y pueden traer tierra contaminada en los zapatos. Y si el animal tiene la mala fortuna de perderse y acabar deambulando por la calle, no contará con las defensas adecuadas. Conviene además tener en cuenta que en muchas colonias de gatos callejeros abundan todo tipo de enfermedades, sobre todo las mortales leucemia e inmunodeficiencia felina, por lo que si encuentra un gatito abandonado en la calle no le permita relacionarse con su gato casero y sano hasta haber descartado mediante pruebas veterinarias que esta libre de estos males.
Calendario de vacunación felina: Durante el primer año de vida del gatito tocan cuatro vacunas: la trivalente felina (rinotraqueitis, calicivirus y panleucopenia), la leucemia felina, su recordatorio (pentavalente) y la Peritonitis Infecciosa Felina (PIF). Todo gato adulto debe revacunarse cada año del PIF, la trivalente y la leucemia. También se recomienda vacunar de la rabia, aunque en gatos no sea obligatorio, como en el caso de los perros.
Para aquellos que deseen tener como animal de compañía un pájaro llamativo de cierto tamaño, sociable, fácilmente domesticable y capaz de imitar la voz humana. La cotorra puede ser una opción excelente. Mucho más baratas y resistentes que otras variedades de loros, como el popular yaco, puede vivir sin problemas treinta años si reciben las atenciones necesarias. Hay un buen puñado de variedades, la más común es la cotorra verde de collar, que puede alcanzar unos 40 centímetros de altura.
Hay teorías para todos los gustos sobre si es preferible tener una pareja de perros del mismo o de distinto sexo. Si son del mismo sexo, las peleas serán más probables, pero con animales bien socializados y no dominantes, lo cierto es que depende más de carácter de cada ejemplar: lo ideal es que ambos sean juguetones o tranquilotes. El único inconveniente de tener dos perros de distinto sexo es que se estará obligado a esterilizar al menos a uno de los dos. Si uno o ambos son cachorros, no debería haber ningún problema. Es muy importante que toda la familia respete la jerarquía que se establecerá entre los dos animales. En unos casos será más obvio que en otros, pero siempre habrá uno que mandará más. Hay que permitir que ese animal coma el primero, elija el mejor sitio para dormir, consiga los juguetes y obtenga las primeras caricias. Tampoco hay que mediar en sus riñas, siempre y cuando no sean serias.
Los peces dorados (carassius), en cualquiera de sus variedades, no pueden desarrollarse convenientemente en una pecera de bola. Son tan poco apropiadas para estos animales como las tortugueras de plástico con palmerita para las tortugas de Florida. Lo más normal es que mueran prematuramente y sufran raquitismo. Los peces dorados, que pueden superar sin problemas los quince centímetros, requieren un acuario de proporciones suficientes (calcule que cada pez necesitará unos 30 litros como mínimo), bien aireado (con un difusor potente) y con un buen sistema de filtrado. Su temperatura ideal oscila entre los 14 y los 25 grados, por lo que en el interior de nuestras casas no suelen necesitar de sistemas reguladores de la temperatura.
Una higiene adecuada de nuestras mascotas caninas es imprescindible tanto por cuestión de belleza como por salud.
Uno de los primeros problemas a los que suelen enfrentarse aquellos que se adentran en la acuariofilia es el alga verde, que al principio incluso es bienvenida por dar un aspecto más natural, pero que al poco tiempo acaba cubriendo plantas, fondo y cristales afeándolo considerablemente e impidiendo disfrutar de sus habitantes.