6.11.04

La chinchilla, la mascota más suave

La chinchilla es un animal peletero que ahora se ha convertido también en un animal de compañía por sus múltiples ventajas: no es ruidosa, no huele, es dócil, tiene un pelo que da gusto acariciar y es fácil de mantener.
-Tenga siempre agua fresca a su disposición. Aliméntela con comida especial para chinchillas. Sus necesidades alimenticias nada tienen que ver con las de un hamster o una cobaya.
-Ubique su jaula en un lugar tranquilo de la casa. Pero no olvide que es un animal de alta montaña con una capa de pelo pensada para resistir bajas temperaturas, por lo que jamás debe estar en una estancia a más de 25 grados.
-Nunca la sujete por el pelo, puede quedarse con un buen mechón en la mano (es su mecanismo de defensa en libertad) levántela sujetando los cuartos traseros con una mano y el resto del cuerpo con la otra. Cuidado con las caídas. Una chinchilla no es un gato y puede hacerse mucho daño.
-Son animalitos nocturnos, por lo que es conveniente que respete su periodo de sueño diurno por mucho que desee jugar con ella. No la deje suelta por la casa sin su supervisión.
-Suelen ser mascotas plácidas y amigables, es muy difícil que lleguen a morder, pero si ha adquirido un ejemplar esquivo tendrá que acostumbrarle a su presencia poco a poco, hablándole suavemente, empleando golosinas y pequeñas caricias.

Una melena de ensueño. Su pelaje es una maravilla, y para mantenerlo en buenas condiciones es imprescindible facilitarles baños de polvo al menos un par de veces por semana. Compre arena especial para chinchillas (nunca emplee otro tipo de arena), consiga un recipiente lo suficientemente grande y profundo para que pueda poner unos cinco centímetros de arena y el animal no la esparza con sus revolcones por toda la casa, y permita que disfrute de su baño durante unos diez minutos. Vacíe y limpie la caja de arena cada dos meses. Nunca jamás debe bañarla con agua. Conviene que la cepille a menudo (el vientre no), sobre todo antes del baño.

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