
Hay collares que pueden suponer una ayuda: arneses para que los perros pequeños no sufran tanto y collares estranguladores y con púas para los ejemplares más grandes y fuertes, capaces de llevar a remolque a sus amos si se lo proponen. Pero la única manera de solucionar realmente el problema es una conjunción de firmeza y paciencia: cada vez que tire hay que decirle ‘NO’ y pararse, y hasta que no se tranquilice no se debe seguir avanzando. Si vuelve a tirar, toca volver a detenerse. Los primeros paseos pueden eternizarse, pero si no nos rendimos, antes de lo que parece el perro se acostumbrará a caminar al lado de su dueño como es debido.
1 comentario:
A Tom, el perro de la imagen, lo recogieron de la calle hecho un saquito de huesos y absolutamente lleno de parásitos. Es noble, fiel y agradecido. La persona que lo adopte tendrá el mejor de los perros. Está en El Refugio (El Espinar).
Contacto: El Refugio 917 303 680 - 619 756 831
Publicar un comentario